En 1255 el abad del Monasterio de Veruela, sede espiritual de la zona y a menos de 4 km, comenzó a echar en cara a los habitantes de Trasmoz la cantidad de leña que talaban en el Cabezo de la Mata (por cierto, un lugar precioso, como todo el Moncayo).
Los vecinos no dieron su brazo a torcer y el abad, indignado, excomulgó al pueblo.
Algunos, al conocer esta excepcional circunstancia, decidieron ir a allí para llevar a cabo rituales, ceremonias paganas y prácticas castigadas con la muerte por la Iglesia; no olvidemos que, en esa época, la hegemonía eclesiástica era evidente, así que el pueblo se llenó de gente afín a la brujería, magia, hechicería, alquimia, nigromancia y oscurantismo 👹 🎃 🔮 .
Pasan los siglos y la tensión con la Iglesia se incrementa; en 1511 el señor de Trasmoz, Pedro Manuel Ximénez, entra en pleito con el Monasterio de Veruela por el desvío de unas aguas que abastecían al pueblo, también es posible que esos simples 4 km favoreciesen el rifirrafe con el abad y todos los días se dieran el paseo para acabar con un “y tú más”.
En fin, que acuden a las Cortes de Aragón y estas fallan a favor del señor de Trasmoz 😳 .
El abad del Monasterio, suficientemente enojado, celebra una misa ritual en la que maldice al pueblo a ritmo de Salmo 108 😱, 😱, 😱 , por los que los pocos habitantes que no eran brujos o brujas huyen, el castillo es abandonado y el pueblo queda a su libre albedrío.